Nos complace anunciar que ya tenemos una ganadora del concurso literario.
La ganadora de un lote de libros en español es:
Ana Vartolomei, con su relato:
Los recuerdos del día
¡ Enhorabuena !
Queremos también dar un segundo premio a:
Elena Andrei, por su relato:
Destino y amor
Nuestras ganadoras pronto recibirán un diploma y un lote de libros.
Gracias a todos por participar.
Os dejamos con el relato ganador:
Los recuerdos del día
Hay algunos eventos en nuestra vida que suceden sin que nosotros les demos ninguna importancia, eventos que pasan tan rápido como han llegado. Nadie piensa que esconden el valor de algo predestinado para cada uno de nosotros…
Me encontraba en el gabinete del doctor Alonso esperando los resultados de la mamografía. Todo me parecía frío, mezclado con el olor penetrante de lejía que solo en los hospitales se puede encontrar. Antes me gustaba ese aire de limpieza, pero ahora estaba pensando que los hospitales lo tienen para esconder el olor inevitable de la muerte. Me sentía vacía, indiferente a todo, pero en ese tiempo el hilo de mis pensamientos seguía desarrollándose. No sé como me he despertado pensado en las vacaciones de verano del año pasado cuando fui a España, donde pasé algún tiempo con mis padres. Aproveché mi tiempo libre para ganar dinero para pagar mis estudios. Estaba cuidando a una señora que tenía Alzheimer - “una enfermedad muy grave’’- pensé, y de repente la imagen de la señora teniendo una de sus crisis se aparecía frente a mis ojos. En ese día caluroso de verano estaba nerviosa desde el momento en que me desperté porque sentía presionando sobre mis hombros el peso llamado vida. Siempre tenía que cuidar de mi propia persona, siempre me sentía sola en ese mundo que me parece ahora sin ningún sentido…Pero recuerdo que algo me había agitado mas en ese día, y ese algo fue la confesión de la hija de la señora: ¿sabes que he tenido cáncer de mama?. Me había quedado perpleja, y no porque sintiera lástima, o alguna necesidad de consolarla, sino porque no sabía porque me decía eso solo a mí. ¿Y qué si ella tenía cáncer? Tienen bastante dinero para curarse, y además han vivido mucho mejor que otros que nunca han tenido ninguna enfermedad pero para quienes la pobreza y la falta de dinero han sido más que una enfermedad.
Y ahora, esperando que me llamen, estoy pensando en los recuerdos de entonces….No sé qué ha pasado desde entonces con esa familia que parecía como castigada por algo: la señora con Alzheimer y la hija recién curada de su cáncer de mama, porque renuncié a trabajar allá después de otra crisis de enfermedad de la señora que me torturaba.
He respirado profundo, miré el reloj y vi que solo habían pasado algunos minutos….qué lento pasa el tiempo y qué diferente se siente: como el peso del plomo que aprieta cada segundo sobre ti y te lleva la última gota de aire. Mirando la manilla de la hora, la imagen de la abuela de mi novio me aparecía como un fantasma. ¡Qué raro es ese fenómeno cuando empiezas a recordar algunos sucesos que creías que habías sepultado y borrado durante mucho tiempo de tu vida!
Se estaba cambiando. Se sorprendió mucho cuando entré en su cuarto. ¡Ahhh, Natalia, entra! me dijo la abuela con su voz calmada. Ahora vas a ver tú mi seno cortado. Tuve un cáncer hace tres años. Ven, no tengas miedo, acércate. Y entonces mire ese seno que se asemejaba a un trozo de carne de color rosa que colgaba sobre el cuerpo. Me quedé sin palabras en ese momento y con la figura del seno imprimida en mi memoria por el resto de mi vida. O por lo menos hasta ahora cuando oí la voz de mi doctor llamándome: ¡Natalia, ven! Tenemos tus resultados. No sé como empezar a decirte esto Natalia: tienes cáncer de mama…
La tierra se movía conmigo y la voz y la imagen de mi madre se me aparecía en la cabeza cuando ella tenía los ojos llenos de lagrimas, ojos que ya estaban cansados de tantos años de llorar soportando a su esposo alcohólico que la había maltradado tantos años. Una estadística presentada en una televisión madrileña sobre las muchas mujeres que habían caído como víctimas de la violencia de los novios y esposos me paso rápidamente delante de los ojos como un rayo. Cuánta violencia, malicia e incapacidad de hacer algo en un mundo tan grande. Me voy a trabajar por ti, hija, se oía la voz triste de mi madre como si estuviera a mi lado, como si yo estuviera presente allá, en el pasado lejano de mi vida. Nos vamos a comprar una casita, que va a ser solo nuestra, tú te vas a estudiar, para sacarte una carrera y verás que vas a tener otra suerte en la vida. Volví a mirar a mi doctor y miraba tan fuerte en sus ojos como si buscara la respuesta a la pregunta que tropezaba por mi cabeza:
….¿¿Por qué yo??
Porque nada importa en el proceso natural de la selección: ni la identidad, ni el dinero, ni la nacionalidad.
Y ahora pienso en todas las mujeres de este mundo que algún día oyen esas palabras: tienes cáncer. He oído a muchas personas que, desde que se enteran, empiezan a hacer todo lo que no han hecho en su vida, es como que la noticia los estimula a absorber todas las experiencias del mundo. Hay otras que empiezan a luchar y tienen éxito y muchas otras que abandonan la lucha con la vida…Natalia no sabía en qué categoría encuadrarse.
Y el segundo relato ganador:
Destino y amor
Érase una vez dos jóvenes enamorados, Anabela y Marcos, que lucharon por su amor contra todo y todos. Ella era una mujer hermosa, hija de unos condes de Rumanía, y él hijo de un carpintero que vivía en España. Se encontraron un día de Mayo, cuando Anabela hizo un viaje a Salamanca, la ciudad donde vivía Marcos. Cuando sus miradas se encontraron supieron que estaban destinados a permanecer juntos para siempre. Estuvieron juntos todo el verano, aprovechando cada día, cada hora para confesarse su amor. Pero el verano pasó, ella tuvo que regresar a su país porque sus padres estaban en contra de esta relación, diciéndole que no tenía ningún futuro al de Marcos. Se fue sin poder despedirse de él y así pasaron diez largos años, con muchas cartas enviadas por parte de Marcos, pero con ninguna respuesta de parte de Anabela. Las cartas se las quedaban su madre, que se las ocultaba para que así Anabela pudiera olvidar a su gran amor. Pero ni siquiera eso impidió que el gran amor que sentían muriese.
Un día, Marcos vio una foto de Anabela en el periódico, y decidió emprender un viaje a Rumanía para poder verla, llevándose por la pasión que todavía sentía por ella. Sus padres estaban dando una fiesta, un baile de disfraces, donde estaba invitada toda la sociedad elitista de Rumanía. Y allí apareció Marcos, disfrazado de príncipe, con un traje muy elegante, blanco. Anabela llevaba un vestido largo de color azul, haciendo que sus ojos destacaran más.
Marcos la vio y la invitó a bailar sin que ella supiera quién era él en realidad. Se sentía atraída por esa persona y su corazón latía a mil por hora. El abrazo del hombre le parecía muy familiar y no podía imaginarse que en realidad era Marcos. Al final del baile, el hombre la sacó en el balcón donde el viento cálido los abrazó y los envolvió con su dulce aroma. En ese momento, el hombre se quitó la máscara, revelando su rostro. Era Marcos, el hombre que ella nunca dejó de querer, que siempre añoró reencontrarlo. Ahora sí estaban dispuestos a no renunciar nunca más el uno al otro y quedaron juntos toda la vida, amándose y disfrutando de la nueva oportunidad que la vida les ofreció.
